Sabía que su nombre era Waugsbury porque así rezaba la portada de su inseparable cuaderno de viaje. Mientras huía a través de la inexpugnable maleza de la selva congoleña, tratando de evitar ser presa de cazadores antropófagos, nuestro explorador ya no recordaba nada, nada, salvo que aquel suntuoso cuaderno que aferraba con su mano, […]